Estructura clásica de JJ Abrams (desde Alias a Misión: imposible III): todo comienza con una escena en la que un personaje está en una situación extrema. Lejos de resolverse, nos trasladamos a unas horas o días antes para avanzar hacia ese punto de inicio.
En Fringe, Abrams parece sublimar esta idea cuando, en el capítulo 19 de la cuarta temporada, viaja unos cuantos años adelante para, en el siguiente episodio, retomar la época actual. De la secuencia, hemos pasado al episodio entero.
Abrams hizo de los quiebros temporales su cima narrativa. En Fringe, donde con tanto universo todo es posible, parece haberla llevado al extremo.
Abrams hizo de los quiebros temporales su cima narrativa. En Fringe, donde con tanto universo todo es posible, parece haberla llevado al extremo.